Novelas de dos chelines, lecturas estivales.
1 julio, 2024 3 comentarios

Llevamos algunos cursos ocupados con la lectura de la Fenomenología del espíritu. No es una lectura sencilla, pero con la asiduidad uno se familiariza con el lenguaje y los giros del pensamiento y le parece estar comprendiendo lo que al comienzo le parecía ininteligible. También se teme, sin embargo, no estar sino ante una conversión y una reproducción tan confiada como inadvertida del sinsentido.
En estas llega el verano y uno rescata de un estante una biografía -un buen tocho repleto de conocimientos acerca del filósofo. Puede ser una buena idea rebajar la abstracción; quizá acercarse al contexto histórico, cultural y psicológico del pensador permita el acceso a la inexpugnable filosofía.
No es necesario llegar al centenar de páginas para percatarse de que este es un camino tan frecuente como equivocado. Se detallan una infinidad de contingencias cuya realidad es de por sí más que discutible, pero cuya interpretación en relación al pensamiento es sencilla y necesariamente arbitraria. Las más de ochocientas páginas en lugar de servir a la aclaración del pensamiento sirven para darle el definitivo esquinazo, pues cuando algo debe decidirse desde la lógica «debe poder decidirse sin más». Y de aquella manera la dificultad de la filosofía no es allanada, sino sustituida por la supresión misma de su actividad.
Uno debe decidir y decide: «provisionalmente» devuelve el mamotreto a su reposo en el estante. Después de todo, si no se hubiese de filosofar sería mejor no hacerlo.
