La realidad y el deseo
16 diciembre, 2009 2 comentarios
El instinto poético se despertó en mí gracias a la percepción más aguda de la realidad, experimentando, con un eco más hondo, la hermosura y la atracción del mundo circundante. Su efecto era, como en cierto modo ocurre con el deseo que provoca el amor, la exigencia, dolorosa a fuerza de intensidad, de salir de sí mismo, anegándome en aquel vasto cuerpo de la creación. Y lo que hacía aún más agónico aquel deseo era el reconocimiento tácito de su imposible satisfacción.
A partir de entonces comencé a distinguir una corriente simultánea y opuesta dentro de mí, hacia la realidad y contra la realidad, de atracción y de hostilidad hacia lo real. El deseo me llevaba hacia la realidad que se ofrecía ante mis ojos como si sólo con su posesión pudiera alcanzar certeza sobre mi propia vida. Mas como esta posesión jamás la he alcanzado sino de modo precario, de ahí la corriente contraria, de hostilidad ante el irónico atractivo de la realidad . Puesto que, según parece, esta es la experiencia de alguno filósofos y poetas que admiro, con ellos concluyo que la realidad exterior es un espejismo y lo único cierto mi propio deseo de poseerla. Así pues, la esencia del problema poético, a mi entender, la constituye el conflicto entre realidad y deseo, entre apariencia y verdad…
Luis Cernuda. Palabras antes de una lectura. 1935
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¡Qué aguda e intensa desazon entre esa distancia infranqueable que existe entre el deseo y su realización! Y como telón de fondo fundamentalmente el amor y su correlato, el deseo sexual. La búsqueda del ser amado se culmina con la frustración y la pérdida de su profundidad espiritual. El fracaso es el resultado en esta dialéctica que enfrenta el ideal con la realidad destructora. El amor erótico como telón de fondo dando tensión a este enfrentamiento. Es imposible poseer al ser amado, el amor se hace imposible, pero queda el acto sexual. "El amor es lucha donde se muerden dos cuerpos iguales". Pero después queda el vacío, la distancia, la corrupción inevitable. ¡Qué fructífera contraposición entre estos dos principios que sostienen su poesía!
Muchas gracias por aceptar la invitación poética.Un saludo.