De los espíritus desenkantados y los espejos.
17 marzo, 2017 Deja un comentario
Día a día.
Ahora ya todo es distinto.
Ahora sabemos que el hombre
vive mientras está vivo
su recuerdo, aunque él se muera.
El hombre es llama, encendido
cántico, y el tiempo, leña
olorosa, pasto rico
para el fuego que alimenta
el pecho en su abismo.
Segundo a segundo,
día a día lo aprendimos.
José Hierro
“No puedes imaginarte el estremecimiento que sacudió todo mi ser cuando cayeron sobre su ataúd los primeros terrones helados –mi cabeza y mi corazón siguen aún temblando”
Así se expresa un prominente konigsberguense con ocasión del entierro de Inmanuel Kant un frío día de febrero de 1804. -Referido por Manfred Kuehn en su biografía del filósofo.
No cayeron, sin embargo, los terrones helados sobre su obra. Desde hace más veinte años, en los días de marzo y abril como si de un rito sagrado se tratase, releo algunas de sus más famosas palabras y me entretengo en someterlas a rígidos esquemas -ornamentales como lápidas.
Pero no estoy convencido de que el hombre perviva en su obra, salvo como reflejo falso e ilusorio; la obra se independiza ¿ perdura en su multiplicación ilusoria la más leve chispa del espíritu originario? ¿o éste se extinguió junto con el de aquellos que personalmente en vida lo trataron?. Tal vez, como quiso Platón, el espíritu sólo vive en la oralidad –y sólo a través de ella se trasmite- y nunca en la escritura que en su transformación lo aniquila. ¿ No es esto que hoy interpreto apenas una imagen de uno de los innumerables, por infinitos, espejos que constituyen lo que llamamos mundo?
¡Ay! …este vaho enturbiando el cristal de Antes de las cenizas!