La maldición de la filosofía

¿Arremeter contra los límites del lenguaje? El lenguaje no es una jaula.

Ludwig Wittgenstein. En Waissmann. Conversaciones con Wittgenstein.

Esta segunda lectura completa y compartida [Felipe, Ernesto, Arturo, Pablo] ha tenido momentos placenteros: de una parte, quizás el haber llegado a una explicación semi-coherente de los enigmáticos objetos simples; de otra parte, las entretenidas tardes emborronando hojas y hojas con el operador (N) ( p|q , ni p ni q ) convenciéndome a las bravas de la forma general de la proposición.

Gracias a Arturo por haber advertido mi error en el cálculo de potencias al aplicar el “segundo bicho” ( 4.42). A Ernesto siempre atento a la aclaración y corrección de la combinatoria. A Felipe ayudando a aclarar el sentido de muchas cuestiones relacionadas con la teoría lógica y la filosofía de la ciencia, a la vez que enredando con el holismo y la dialéctica hegeliana, a Pablo que siempre advirtió los objetos simples  como límites inalcanzables,  a pesar de mi insistencia en apresarlos relativamente.

Algo creo haber comprendido:

a) el carácter instrumental –operacional­, no descriptivo de la lógica, la matemática y las teorías científicas.

Y  b) lo más importante, la distinción entre el decir y el mostrar –aquello que no puede ser dicho [ pues no representa, ni puede representar,  ningún estado de cosas ] y sin embargo, se muestra – se muestra actuando y en el actuar. Por eso tiene sentido el último aforismo que manda callar, callar acerca de lo bueno, de lo bello, o del sentido último de la vida, en suma de lo místico, pero no nos remite a la contemplación beatifica, bobalicona o feroz, sino que nos remite a la acción atenta.

Si debo destacar algo fundamental de este libro es la separación entre el ámbito de lo casual y decible (los hechos) del ámbito de la necesidad, no decible, pero mostrable (la lógica). Desde esta separación  la filosofía es un acto desesperado,  la desesperación del debatirse sin salvación posible entre dos nulidades; entre el sentido carente de valor de los hechos (ciencia) o el valor absoluto de lo carente de sentido (la mística).

Esto ha sido un año y medio de lectura y debate semanal  de Tractatus lógico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein.

En la próxima lectura también hablaremos de todo lo que deberíamos callar.

3 Responses to La maldición de la filosofía

  1. Avatar de Juanjo Juanjo says:

    De esta distinción entre el ámbito de lo inefable pero mostrable y el ámbito de lo decible o representable no se sigue que uno y otro no se deban dar juntamente. (Si se siguiese, la prescripción “De lo que no se puede hablar hay que callar” se censuraría a sí misma.) Pero es precisamente porque estos dos ámbitos se dan el uno en el otro, y así forman una unidad, por lo que es muy fácil no advertir su diferencia y confundirlos; porque lo representable, para ser representado, requiere la presencia de lo que se muestra, y porque lo mostrable, para ser mostrado, requiere la presencia de lo que se representa, es por lo que esta distinción es tan necesaria como sutil. (Lo que la susodicha prescripción afirma es, pues, que de lo que no se puede hablar -es decir, de lo que se muestra en el correcto uso del lenguaje- hay que callar -o sea, no hay que intentar representarlo-. Prescripción muy pertinente.) Desde esta distinción, la filosofía tiene una tarea negativa y otra positiva; la negativa es denunciar a los lógicos y a los científicos que, “maldiciendo” -entiéndase, haciendo mal uso del lenguaje-, se traicionan a sí mismos y se pasan al ámbito contrario, intentando representar lo que la lógica muestra; y la positiva es seguir desarrollando la lógica, el ámbito de lo necesario, mostrable por la reflexión sobre la “bendición” del “logos”, seguir haciendo, a la manera de Wittgenstein o de otros grandes filósofos, fenomenología.

    • Avatar de llximo llximo says:

      Totalmente de acuerdo con la mayor parte del comentario (relación entre decir y mostrar) . Sin embargo me crea más dudas la «tarea positiva» , ese desarrollo de la lógica del que hablas; mi impresión es que la lógica ya ha hecho su tarea en el Tractatus, las aportaciones que pueden hacerse no creo que introduzcan algo filosóficamente relevante. Respecto a la fenomenología me parece que es el intento de iniciar otro camino tras el cierre del Tractatus. Puede que compatible pero, sin duda, es ya otro camino. Valoro tu esfuerzo, por no desfallecer ante lo negativo, y por mantener la esperanza en una filosofía «bendita».

      Saludos

      • Avatar de Juanjo Juanjo says:

        El Tractatus es o al menos pretende ser fenomenología, entendida esta como mostración de lo universal y necesario en el lenguaje; reduciendo la filosofía a la lógica, eleva esta a fenomenología: el lenguaje no es una jaula, los límites del lenguaje son los límites del mundo.

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