Educación para la ciudadanía


Habla Protágoras:

«[…] Confieso que soy sofista y educador de los hombres. […] Joven, he aquí lo que obtendrás si estás junto a mí; Cuando hayas pasado un día a mi lado, volverás a tu casa más perfecto; lo mismo te ocurrirá al día siguiente, y así cada día, sin interrupción, progresarás hacia la perfección. Los demás sofistas corrompen a los jóvenes, pues, cuando dichos jóvenes tratan de evitar las ciencias técnicas, los sofistas les obligan a lanzarse sobre ellas, aunque no lo deseen, enseñándoles cálculo, astronomía, geometría y música […]. Por el contrario, el que venga a mi lado, sólo aprenderá aquello que haya venido a buscar. Y este aprendizaje versará sobre la eubulia [prudencia] en las cuestiones familiares, para que se administre excelentemente la propia casa, y sobre el gobierno del Estado, para que cada uno sea muy eficaz en los asuntos públicos, tanto con la acción como con la palabra.»

PLATÓN, Protágoras, 317 B

En este texto Platón nos expone, de manera sucinta, la pedagogía ‘de mero facilitador’ del sofista Protágoras: El cálculo, la geometría, la astronomía… bah! fruslerías que corrompen a la juventud. Hay que dejar que sean los alumnos los que se pongan sus propios límites: con Protágoras aprenderán lo que ‘han ido a buscar»… ¿Conocimientos? No señor; maña para llevar la casa y eficacia en los asuntos públicos. Protágoras no enseña nada, más bien abomina de la instrucción y de los conocimientos: ¡los niega! Lo único que hay es opinión, pluralismo -que se llama ahora. Ante este panorama Protágoras se llama «educador». La calaña de los alumnos de Protágoras la sospechamos; precursores, quizá, de la fauna marbellí, pero ¿Para quién educa? Hay otro texto donde Platón lo deja clarito:

«[…] Los buenos y sabios oradores hacen que las cosas convenientes al Estado parezcan justas, frente a las que son perniciosas. Pues lo que a cada Estado le parece justo y bello, efectivamente lo es para él, mientras que tenga el poder de legislar. Y el sabio hace que las normas estatales parezcan y sean convenientes a cada ciudadano […]» PLATÓN, Teeteto

Una educación para la ciudadanía, amigos… Convivencia, solidaridad y especulación inmobiliaria: lo que han venido a buscar.

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