El Filósofo y la Pedagoga

Érase una vez, en un salón de actos muy lejano, un catedrático de filosofía  que se disponía a dar una conferencia sobre la crisis de las humanidades.  Había reflexionado largo y tendido sobre el tema, había leído libros y conversado con eruditos; había sometido las tesis principales a la crítica de sus colegas más agudos; había redactado varios borradores, buscando siempre la expresión más exacta, el adjetivo más fino; había conectado sus ideas con razones tan claras y distinas que, al alcanzar la conclusión, había que reprimirse para no exclamar ‘quod erat demonstrandum’; había logrado, en definitiva, el raro equilibrio entre la belleza y la claridad que sólo es accesible a las mentes más preclaras, y no siempre. Tras mucho pensar pudo, al fin, dar por terminada la redacción, y no sin luchar contra ese sentimiento de insatisfacción que todo autor honesto siente ante su obra, imprimió el artículo, guardó el archivo y borró todas las versiones anteriores. Se disponía ahora nuestro filósofo a leer su conferencia ante una susurrante audiencia. Escuchó con atención su presentación, ordenó sus papeles, comprobó el micrófono dándole unos golpecitos y comenzó la lectura. Leyó pausadamente, con una suave entonación, comentando los pasajes que consideraba fundamentales, aclarando todo lo que pudiera ser confuso. No se abstuvo de interrumpir la lectura con alguna que otra digresión in ahorró en erudición. Llevaba ya media hora de lectura y quedaba otra media, cuando de entre el público, tronó una voz femenina: «¡Esto no puede ser, es indignante!». El catedrático interrumpió su lectura y todas las miradas se dirigieron hacia la espontánea. Era una mujer joven, con gafas de pasta y jersey de cuello alto. «Soy pedagoga -confesó con orgullo- y llevo escuchando su conferencia media hora y me parece increíble su falta de respeto». El filósofo permanecía estupefacto, sin comprender. «¿No sabe usted -dijo la enfurecida pedagoga- que una persona no puede mantener la atención durante más de 10 mintuos?, ¡y llevamos media hora!». Ante la incrédula mirada del Filósofo, otros oyentes se sumaron a la protesta. Se citó a Piaget y a los constructivistas, se mentaron estudios y publicaciones, y ni siquiera faltó una encendida defensa de los Derechos Humanos y hasta de la Convención de Ginebra, que arrancó aplausos y lágrimas entre el público. El filósofo dejó los papeles y pensó unos instantes. Cuando se dispuso a hablar todos callaron. «Tiene usted toda la razón -dijo el Filósofo a la Pedagoga- y precisamente su intervención es la prueba definitiva de mi tesis».

¿Cuál es esa tesis que la furibunda pedagoga demostró con su intervención? Pues es, precisamente, la tesis que sostuvo el el catedrático de Filosofía Vicente Sanfélix el pasado martes en la Universidad de Alicante, en el ciclo de conferencias organizado por la SFPA. Afortunadamente allí no intervino ninguna airada pedagoga, y todos fuimos capaces de escuchar la conferencia de Sanfélix de principio a fin, aunque he de confesar que, al menos en mi caso, fue más mérito del propio Sanfélix que mío pues su charla fue verdaderamente interesante. No es, sin embargo, la fábula del Filósofo y la Pedagoga una mera invención, sino que es la recreación más o menos literaria de una anécdota que vivió el propio Sanfélix y que fue tan amable de compartir con nosotros.

La tesis que defendió Sanfélix fue que las Humanidades están en crisis, y que la causa, precisamente, es el desarrollo del humanismo renacentista. Es el renacimiento una época que anhela un tiempo mejor, que identifica con la cultura greco-romana clásica. Dado que el modelo está en el pasado, se renueva el interés por la historia, y también por la filología, que será una fiel aliada en la interpretación de los textos clásicos. Y en esos textos se encuentra la filosofía moral, que también verá correr sangre nueva por sus venas. El renovado interés por estas disciplinas cristaliza en la corriente cultural llamada ‘humanismo’. Pero el humanismo no está exento de tensiones internas que, aunque en aquél momento no eran visibles, sí se han manifestado al desarrollarse dicha corriente cultural. Tiene el humanismo una actitud sumamente crítica hacia la época inmediatamente anterior, a la que denomina ‘Edad Media’. El modelo de sabio medieval, que por cierto es completamente aristotélico, es puramente especulativo. El interés por el ser humano y su vida chocan contra esta sabiduría especulativa y reclama, como lo hacía Descartes en el Discurso del Método, otro modelo de conocimiento ‘útil para la vida’. Ese modelo es la ciencia moderna, que al aplicarse a la producción mostró todo su potencial. Forma parte, pues, del humanismo el interés por las humanidades y el interés por la ciencia. Así, en la raíz humanista de nuestra cultura científica, conviven ciencia y humanidades, aunque durante su desarrollo dicha convivencia se ha vuelto inestable. Debido a su éxito, la ciencia ha terminado por adquirir cierto poder legitimador que antes tenían las humanidades. Éstas se encuentran en un lugar secundario y acaban, incluso, tratando de imitar a la ciencia. El éxito de la ciencia supone el triunfo de ciertos valores (utilidad, inmediatez, etc) y la devaluación de los valores propios de las humanidades (que no del humanismo). Es precisamente el desarrollo del ideal humanístico lo que ha hecho triunfar a la ciencia sobre las humanidades. Y el choque, según el propio Sanfélix, queda perfectamente ilustrado con la fábula del Filósofo y la Pedagoga con la que comenzábamos.

13 Responses to El Filósofo y la Pedagoga

  1. llximo says:

    Es curioso que tu comentario coincida plenamente con el recuerdo que yo tenía de las clases de Vicente Sanfelix.
    Me hubiese gustado estar presente en la conferencia, recuerdo las clases de Sanfelix como verdaderas investigaciones filosóficas. Filosofía del género detestivesco, Vicente nos conducía a través de interrogantes e hipótesis por diversas bifurcaciones hacia la solución del problema, y sin duda yo hubiese sido el primero en exclamar emocionado ‘quod erat demonstrandum» -de haber sabido latín. Claridad y distinción. El placer de pensar o de acompañar en el pensamiento.

  2. Lidia says:

    Interesante la conferencia de Vicente Sanfélix. Comparto la opinión sobre:» El ideal humanístico que ha hecho triunfar sobre las humanidades». Primero se encontró la filosifía después la ciencia y el ideal humanístico.

    • Lo cierto es que la tesis de Sanfélix es interesante por paradójica. De hecho el título de su conferencia fue ‘¿Cabe la filosofía en una cultura humanista?’. Parece contradictorio que, precisamente nuestro humanismo sea lo que ha hecho entrar en crisis a las humanidades. Pero ciertamente la argumentación de Sanfélix es,a mi juicio, convincente.

  3. Adolfo says:

    Me ha divertido mucho la precisa descripción del conflicto existencial que la pedagoga tuvo con el filósofo, así como la actitud estoica que adoptó éste ante los improperios de aquélla: la lectura es deliciosa. Coincido también en la valoración que haces de la charla, sin duda excelente. Pero quisiera aportar una pequeña objeción a la tesis central de Sanfélix, en el sentido de que las humanidades han sido desplazadas por la ciencia. Habría que decir que, Agricola, inter alia, al desarrollar sus estudios sobre retórica, tomó como modelo los «Elementos» de Euclides y similares analogías podrían establecerse con respecto a los grandes humanistas del pasado. La extinta Gran Ciencia de la que habló Sanfélix, no es otra cosa, en el fondo, que el canto del cisne del humanismo. Para decirlo de otro modo, mi impresión al respecto es que las humanidades han entrado en barrena por haberse despojado de uno de sus rasgos característicos: su preocupación científica. El humanismo de hoy es «osea».

    Saludos, Felipe y compañía.

  4. ximobrotons says:

    pues yo estoy más bien con el caballero Plaza. esto desde Tales de Mileto, físico, o sea antes filo-sófo (sofo de la physis). yo no pienso que las humanidades hayan entrado en barrena. o más bien pienso q lo q las hizo entrar en barrena a ellas y a toda Europa fue, entre otras cosas obviamente q se salen del aspecto académico, el positivismo, el cientificismo, que no consiste solo en q las humanidades imiten a la ciencia como tb en q la ciencia sobrepase sus límites, que tiene, que son importantes, y q es lo q le hace ser ciencia precisamente… no sé si me explico. incluso hoy cosas como la tercera cultura, en tanto «cultura» (lo de tercera ya es puramente anecdótico o supersticioso si no es q es peirceano) tiene un toque positivista muy desconfiable. tampoco sería ni bueno ni útil q la preocupación de las humanidades o letras por la ciencia fuese del tipo positivista. ni del tipo especulativo, si esto ha de ser sencillamente un pastiche medievaloide, una mentira o aun peor. pq no está solo en juego la filosofía, está en juego precisamente la filosofía -yo no llamaría filosofía pura y dura al pensamiento medieval, salvo en algunos casos contados, q por otra parte puede ser muy interesante de conocer- pq está en juego la política, la libertad. y es que el humanismo solo es un primer paso. de hecho, añadido a la reforma protestante, y a América, después viene el segundo, que es la modernidad. lo cual tb es tema de debate académico. saludos a todos de un expedientado del IES y baneado del blog de la Sfpa.

  5. ximobrotons says:

    al profesor Sanfélix solo lo conozco de una reseña suya en Revista de Libros (CajaMadrid) sobre el libro de Bueno a propósito de la felicidad, o su mito, etc. no las tenía todas comigo, mas me satisfizo.

    felipegarridobernabeu, cuándo hablas de la especulación filosófica, tb dirías lo mismo de la económica? el ladrillo, el pelotazo, etc.

    mi opinión? es que no es ni lo más apropiado ni lo q es verdaderamente filosofía ni economía, pero por otra parte es inevitable hasta cierto punto. márgenes de la libertad, claros y oscuros. para eso está la ley.

    me parece q a propósito del Renacimiento, otra cosa es el tema de las Utopías, en aquel entonces, cuando se empieza a soñar en un «nuevo mundo». por cierto, de Bacon, filósofo y científico a su modo, dicen q fue encausado por corrupción y dimitió como primer ministro o canciller de Inglaterra. Bacon escribió su Utopía, la «Nueva Atlántida». la Atlántida es una discoteca muy famosa de Sitges hoy en día. yo estuve en una fiesta de la espuma -espumas como las de Sloterdijk???

    pero no estoy de acuerdo con Sanfélix si la sensación q ha de quedar es q la culpa del decaimiento de las letras, si lo hubiere, la tiene el humanismo y el Renacimiento. como si además lo español o España pudieran aportar una alternativa, a buenas horas, 500 años después de hacer el ridículo universal con la contrarreforma y la pax austracista posterior al fracaso de la misma. la alternativa es lo de las Tres Culturas? la Alianza de Civilizaciones? hmmmm, y la Filosofía en la Loe? la Logse?

  6. Pingback: Pedagogía cartesiana « Antes de las cenizas

  7. Adolfo :

    […] las humanidades han entrado en barrena por haberse despojado de uno de sus rasgos característicos: su preocupación científica. El humanismo de hoy es “osea”.

    Saludos, Felipe y compañía.

    Puede que las humanidades hayan perdido todo tipo de preocupación. Tienes razón con ese ‘osea’.

  8. ximobrotons:
    precisamente se que quedó en el tintero una pregunta a Sanfélix. La cuestión es sobre el cientificismo del que hablas. Creo que corremos el riesgo de que, lo mismo que el humanismo acabó con las humanidades (creo que Sanfélix tiene razón), puede que el cientificismo acabe con la ciencia. Quizá aquí la filosofía pueda jugar un buen papel.
    Lamento que te hayan expedientado en el IES y que te hayan baneado en la SFPA.

  9. Jacobo says:

    Hay una obrita de teatro que satiriza con gran ingenio la situaciñon de la penosa situación. Acabas riendo por no llorar. Pasadlo y hacedlo llegar al máximo número de sufrientes profesores. Les puede servir de terapia de consolación. Se descarga gratis en: http://www.bubok.com/libros/7929/TEATRO-ANTIPEDAGOGICO

  10. K says:

    Curiosamente estuve presente en ese episodio de la pedagoga. Era verano, dudo lo del cuello alto. Por lo demás, así fue… (!!!)

  11. K says:

    curiosamente yo estuve presente en el episodio de la pedagoga. Era verano, dudo de lo del cuello alto. Por lo demás, así fue… (!!!!)

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