La enfermedad mortal

La enfermedad mortal.

La tarea de la filosofía es tranquilizar el espíritu con respecto a ciertas preguntas carentes de significado. Quien no es propenso a tales preguntas no necesita la filosofía.

Mis pensamientos son tan fugaces, se volatizan tan rápido, como los sueños, que tienen que ser anotados inmediatamente después de despertar si uno no quiere olvidarlos enseguida.

Ludwig Wittgenstein.

¿Y qué pasaría si simplemente los dejamos perderse?. ¿Se disolverían sin más en el olvido?.

Al igual que Wittgenstein ha hablado de la tarea terapéutica de la filosofía, son muchos los escritores que refieren que la escritura es para ellos una terapia. ¿Una terapia de qué? ¿del aburrimiento? ¿del miedo?¿del sinsentido?… ¿Afrontamos las preguntas metafísicas para conjurarlas, para evitar que vuelvan, y en el caso de que lo hagan, curarnos remitiéndolas al archivo de enfermedades imaginarias? En la página 1 ¿existe dios?, en la 45 el sentido de la vida, en la 132 el problema de la realidad exterior. Sería, entonces, la escritura una forma de objetivar exteriorizando, y de esta manera encerrar -cautivar- los “trastornos” que de otro modo cursarían libres, sin límites,apoderándose de nuestro “yo” y disolviéndolo.

¿Qué mayor síntoma de salud y fortaleza anímica natural que no sentir la necesidad de leer –“leer tranquiliza mi alma”, decía Wittgenstein– y menos aún de escribir?. Me pregunto si no sería esto lo que Platón quería sugerirnos con la imagen de ese Sócrates que nunca escribió nada -y leyó poco y con disgusto. ¡Y, sin embargo, no era un garrulo!

Nosotros, en cambio, frágiles continuaremos leyendo.. y hasta escribiendo.

7 Responses to La enfermedad mortal

  1. Juanjo says:

    ¿Enfermedad mortal? No exageremos, Ximo. De estos “trastornos” nadie se muere.

    ¿Sería la escritura una forma de objetivar exteriorizando, y de esta manera encerrar -cautivar- los “trastornos” que de otro modo cursarían libres, sin límites,apoderándose de nuestro “yo” y disolviéndolo? No enredemos, Ximo. En la primera cita Wittgenstein dice que la filosofía es el remedio contra un “trastorno” del pensamiento: una propensión a formular preguntas que carecen de significado; en la segunda, que la escritura es el remedio contra un “trastorno” de la memoria: el olvido de los propios pensamientos. Estas dos citas nos muestran una relación entre la escritura y la filosofía. Mas esta relación no es la que hay entre un género y una de sus especies. Según ellas, ni la escritura es una especie de remedio contra la tendencia a plantearse ciertas preguntas sin sentido, ni la filosofía es una especie de remedio contra el olvido de ciertos pensamientos propios; porque preguntar es una especie de pensamiento propio, objeto de olvido, y olvidar no es ningún pensamiento, no puede olvidarse un olvido. Filosofía y escritura son ambas remedios, Sí; pero de diferente género: la una se aplica en la esfera del pensamiento; la otra, en la de la memoria.

    Feliz cumpleaños, exagerado y liante amigo.

    • llximo says:

      Tiene su gracia que un admirador de Kierkegaard me llame exagerado ¡y liante!. ¿No es la desesperación «La enfermedad mortal»: «un estar muriendo eternamente, muriendo y no muriendo, muriendo la muerte…, pero morir la muerte significa que se vive el mismo morir» ? esto sí es ser liante… no lo mío. Pero con independencia de lo que quiera decir Wittgenstein lo que de la escritura me fascina no es que sea aquel «fármaco de la memoria» sino lo que en ella hay de afín al arte del domador de fieras, de las propias fieras, son muchos los escritores que experimentan así su tarea. Y respecto a la filosofía, para Nietzsche era idiosincrasia del filósofo su egipticismo, todo un arte del embalsamamiento. A mí no me resulta difícil imaginar un libro de aforismos como una colección de mariposas fijadas con el alfiler.
      Bienvenido estimado Juanjo que desde la llegada de Nosferatu estábamos perdiendo las viejas y buenas costumbres. Y si hace falta nos liamos la manta a la cabeza…

      • Juanjo says:

        Mi querido Ximo, ¿qué enredo ves en esas palabras de Kierkegaard que citas? ¿Te parece un sinsentido, la expresión “vivir la vida”? ¿No te parece que denota la actitud de entregarse a la vida? ¿No significa, pues, “morir la muerte” la actitud contraria, la de desentenderse de la vida, pasar de ella, desestimarla, abandonarla? ¿No es acaso esta actitud la desesperación, la negación de la espera, de la confianza en un “por venir”, en un “por vivir”? ¿Y esta negación, este acto de negarse, no es, en tanto que acto, un vivir y, en tanto que negación de la confianza, en tanto desestima y abandono de un “por vivir”, un morir? ¿Qué culpa tiene Kierkegaard de que vida y muerte se líen dialécticamente hablando? ¿Qué enreda él? ¿Son el aburrimiento, el miedo, el olvido y lo absurdo, trastornos a que te refieres en el post, causas, efectos o especies de desesperación? ¿En que se parece La enfermedad mortal de Kierkegaard a la tuya?

        Kierkegaard es un pensador muy profundo y, en consecuencia, es muy difícil seguirle, más aún si no se tiene el corazón tan desgarrado como para asomarse a su abismo; no un liante. Despreciándolo arrojas piedras sobre tu propio tejado. Nosferatu acecha, ve con cuidado, amigo.

      • llximo says:

        No Juanjo, de ninguna manera intenté yo despreciar a Kierkegaard. No sé por qué esa piel tan fina y esas justificaciones de Nosferatu. Creo que hay ser muy obstinado para no reconocer que la expresión: «estar muriendo eternamente, muriendo y no muriendo, muriendo la muerte» es cuanto menos un tanto hiperbólica y liante, por mi parte reconozco que la lógica dialéctica no fue nunca de mi gusto… el título de mi post era un homenaje a Kierkegaard, reconocimiento y no desprecio. Las citas de Wittgenstein simplemente unas palabras amigas que por simpatía impulsan las propias.

        Seguiremos la discusión ante un Santa Rosa.

  2. davidporcel says:

    Interesante reflexión Ximo,

    siempre he pensado que el niño y el loco son los únicos que no filosofan; el primero, porque no encuentra ante sí motivos para hacerlo, y el loco porque carece de herramientas. Lo mismo que sentimos una propensión a ver, escuchar, sentir, ayudar al otro cuando más nos necesita, tenemos esa propensión a preguntar y hallar respuestas, últimas y penúltimas. Te refieres al origen terapéutico de la filosofía, ¿pero cómo podemos remediar la necesidad de filosofar?, ¿acaso hay medicina para erradicar esta necesidad, sin que tenga efectos secundarios como la pérdida de la cordura?

  3. llximo says:

    No hay que erradicarla, David… hay que disfrutarla.

    Salud y libre pensamiento, amigo.

    Me alegra leerte.

  4. davidporcel says:

    Eso es, disfrutarla y alimentarla, diría yo. Siempre es un placer visitar este blog. Un abrazo.

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