Neurociencia. ¡Qué pasada de ciencia! 3º Parte. ¿Existe un instinto moral? ¿Crea el cerebro espiritualidad?

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En la tercera conferencia, titulada «¿Existe un instinto moral?«, se intenta dar una explicación biológica del origen de la moral, que corroboraría la superación del dualismo mente-cuerpo. Así se lee:

«[…] el comportamiento moral del ser humano no es fruto solamente de la cultura, sino que también tiene raíces biológicas, que están ligadas a la supervivencia de la especie. […] Comportamientos como el altruismo recíproco, la compasión, la reconciliación, el consuelo o la cooperación solidaria están en el fundamento de la conducta moral, y esta conducta puede observarse en otros animales que no son los seres humanos”. [Entiéndase “y estos comportamientos pueden observarse en otros animales que no son los seres humanos”].

Es decir, se dice que se observa que, en ciertas especies cuyos miembros viven en grupo, se dan comportamientos individuales, como «el altruismo recíproco, la compasión, la reconciliación, el consuelo o la cooperación solidaria», que favorecen la cohesión del grupo, y que se explican como formando parte de la adaptación de la especie al entorno para poder supervivir, como el fruto de la selección natural de instintos «socializadores», ya que las exigencias del medio impiden la supervivencia aparte del grupo.

Mas se añade que estos comportamientos «están en el fundamento de la conducta moral», lo cuales desmentido por la experiencia ordinaria; son, sin duda, requeridos por la moral, pero no determinan su origen ni están en su fundamento: existen grupos (terroristas, nacis, mafiosos…) en los que se observa que entre sus miembros se dan estos comportamientos «socializadores», y, sin embargo, no se caracterizan por poseer una moral rudimentaria, sino por su conducta criminal.

Por lo tanto no se aduce razón alguna para afirmar que:

«Podemos decir que la conducta moral tiene un origen multifactorial, con factores cognoscitivos, afectivos y sociales, que han tenido un valor adaptativo y que, probablemente sea un producto colateral de los factores mencionados».

Y se acaba concluyendo:

«Tendremos, pues, la predisposición innata a una moral que ya tenía el Hombre de Cro-Magnon, mas la que la cultura y el aprendizaje hayan añadido desde entonces».

Pero la verdad de tal conclusión no depende de la explicación biológica del origen de la moral, pues puede ser cierta aunque la explicación no lo sea. La conclusión es en consecuencia pura retórica, añadida al final de una explicación para darle mayor verosimilitud.

Por último, en la quinta conferencia, titulada “¿Crea el cerebro espiritualidad?”, se informa de un hecho:

“[…] existen en el cerebro, más concretamente en el sistema límbico, estructuras, cuya activación, sea de manera espontánea, por ataques epilépticos o usando determinadas técnicas activas o pasivas, genera estados de consciencia que llamamos éxtasis místico o experiencias de trascendencia”. [Corregidos los errores sintácticos].

Y a continuación se afirma a modo de deducción:

“Esto supone que la espiritualidad tiene también una base cerebral”.

Mas esta afirmación carece de justificación racional, mientras no se demuestre que el éxtasis es condición necesaria de la espiritualidad, del comportamiento religioso, ya que no es evidente. El hecho evidente es, por el contrario, que a la mayoría de las personas religiosas nunca les sobreviene ningún éxtasis ni usan de técnica alguna para provocarlo, que se puede ser religioso incluso sin necesidad de relacionar ninguna clase de alteración de la consciencia normal con lo divino, y que no es necesario ser religioso para tener sensaciones místicas; lo evidente es que el ser religioso es la base, la condición necesaria para interpretar ciertas experiencias no como simples estados de consciencia, sino como encuentros con el más allá. Afirmar, pues, que el cerebro fundamenta la espiritualidad, no sólo carece de lógica, sino que, además, contradice la experiencia y el sentido comunes; e incluso supone calificar a las personas no religiosas de “descerebradas”, “desnaturalizadas”, etc.

El ciclo de conferencias, como ciclo que se precia de serlo, termina de la misma forma que empezó: manteniendo la superación del dualismo cuerpo/mente:

“En otro orden de cosas, que el cerebro produzca sensaciones que han sido tradicionalmente consideradas espirituales hace que el dualismo cerebro/mente o cuerpo/alma quede completamente difuminado para dar paso a un solo origen de ambos ámbitos: el propio cerebro. Por eso al cerebro no se le debía llamar ni materia ni espíritu, sino «espiriteria», una contracción de ambos conceptos”.

Sin embargo, decir que el propio cerebro produce la mente, sin dar explicación alguna de cómo ello es posible, es más, reconociendo que tal producto supone un auténtico misterio (recuérdese: “De pronto aparece la imagen de un árbol en nuestra mente, lo que supone un auténtico misterio”) es pasar de la ciencia al dogma, de la neurociencia a la pseudociencia.

Juan José Bayarri
LicencIado en filosofía. Ha colaborado con Antes de las Cenizas en otras ocasiones:

¿Qué es felicidad? -Me preguntas…

¿Qué es felicidad? 2º Parte

Análisis lógico de la esencia del nihilismo

Divagación en torno a la libertad lógico-metefísica

Nota sobre la naturaleza de la belleza musical

23 Responses to Neurociencia. ¡Qué pasada de ciencia! 3º Parte. ¿Existe un instinto moral? ¿Crea el cerebro espiritualidad?

  1. Pingback: NEUROCIENCIA ¡QUÉ PASADA DE CIENCIA! 2ªParte: ¿Somos realmente libres? « Antes de las cenizas

  2. Juanjo, tengo que felicitarte por estos posts que nos has regalado (¡Qué pasada de posts!). Estoy completamente de acuerdo con tus análisis. El problema de estas conferencias, y probablemente de toda una tendencia en la divulgación científica, es su falta de sensibilidad lógica, que es lo que conduce una metafísica more Punset. Es increíble con qué ingenuidad se tratan temas sumamente complejos, y con qué alegría se ventilan los problemas. En una de las conferencias que analizas, sorprende la pretensión de haber resuelto el problema del dualismo aceptando, al mismo tiempo, el ‘misterio’ de la aparición de las imágenes mentales, como si fueran las caras de Bélmez.
    Me preocupa especialmente que esa neurociencia ‘pasada’ de rosca contiene el espíritu de lo que actualmente se entiende por una educación científica (pienso en la asignatura de ‘ciencias para el mundo contemporáneo). He escuchado a profesores de biología de secundaria decir que ‘se ha demostrado’ que todo lo que hacemos está determinado genéticamente. Como ves, las demostraciones fluyen a mansalva.

    • Juan José Bayarri says:

      Muchas gracias Felipe. El problema no solamente es la falta de sensibilidad lógica en toda una tendencia de la divulgación científica; es, como evidencia este ciclo de conferencias, una falta de sensibilidad lógica en los mismos científicos, que les dificulta comprender el verdadero alcance y significado de los problemas planteados y de las soluciones aportadas. Esta falta de sensibilidad lógica, este perder de vista lo conceptual, lo universal es una secuela de la especialización científica, por lo que la Ciencia nunca puede suplir a la filosofía: necesita de ella para poner a los especialistas en su sitio.
      Un saludito, amigo.

  3. Visite: http://www.disrupciones.blogspot.com
    La realidad como interpretación estética.

  4. llximo says:

    Coincido en que la ciencia empírica no puede resolver ni zanjar ninguna cuestión ni discusión metafísica. El valor de la neuroenciencia consiste en mostrar que podemos prescindir de las explicaciones ( cuestiones y discusiones) metafísicas en un campo –el de lo mental- que parecía abonado a la fantasmagoría metafísica, dicho de otra manera, el desarrollo de una neurociencia muestra, una vez más –en un nuevo campo-, que la explicaciones metafísicas carecen de cualquier valor, –al menos en el orden del conocimiento, otra cuestión sería su valor emotivo, estético… poético o mítico. El progreso de la ciencias empíricas muestra que podemos comprender coherentemente el mundo sin necesidad de hipótesis metafísicas (Dios, Mundo, Alma). Por supuesto la ciencia empírica tiene un valor limitado y condicionado, pero ese límite y esas condiciones son el límite y la condición del auténtico conocimiento humano. Querer traspasar ese límite con hipótesis metafísicas es, como decía el filósofo, querer explicar lo problemático con lo incomprensible.
    En palabras de otro gran filósofo “el sujeto metafísico no pertenece al mundo, es un límite del mundo”. El desarrollo de la neurociencia supone un gran paso en la comprensión de ese sujeto que sí pertenece al mundo. Del otro no sabemos nada .

    Saludos

    • JOSE says:

      EL PROBLEMA DE LA NEUROCIENCIA ES QUE ES UNA VISION PARCIAL DE LA REALIDAD MENTAL Y HUMANA. REDUCIR TODO LO MENTAL A NEUROCIENCIA ES UN ERROR COMO TODO REDUCCIONISMO. LA MENTE HUMANA NO ES UN OBJETO, ES MUCHO MÁS, NO ES UN ENTRAMADO DE CABLES COMO INTENTA EXPLICAR LA NEUROCIENCIA.

      POR OTRO LADO LA NEUROCIENCIA EXPLICA LA ACTIVACIÓN DE UNA ZONA DEL CEREBRO QUE PRODUCE UNA DETERMINADA EXPERIENCIA MISTICA O TRASCENDENTE. LO QUE NO EXPLICA ES QUÉ ES LO QUE PRODUCE QUE SE ACTIVE ESA ZONA EN LAS PERSONAS QUE TIENEN ESAS EXPERIENCIAS DE FORMA NATURAL, LO EXPLICA PARA EPILEPTICOS Y PARA GENTE QUE UTILIZA UNAS DETERMINADAS TECNICAS. LO QUE NO QUIERE DECIR QUE HAYA OTROS SUJETOS QUE PUEDAN EXPERIMENTARLAS SIN SER EPILEPTICOS NI UTLIZAR LAS TÉCNICAS MENCIONADAS. ADEMÁS LAS EXPERIENCIAS DE EXTASIS O TRASCENDENTALES NO NECESARIAMENTE TIENEN PQ DARSE CON CONTENIDO RELIGIOSO O ESPIRITUAL.

      POR OTRA PARTE ACTIVAR ESAS ZONAS DEL CEREBRO LLEVA A TENER UNA PERCEPCIÓN QUE NO SE PRODUCE DE FORMA HABITUAL EN EL SUJETO, LO CUAL NO NIEGA LA EXISTENCIA DE ESA EXPERIENCIA. POR EJEMPLO SI UN SUJETO TIENE DAÑADA LA CORTEZA VISUAL NO QUIERE DECIR QUE LO VISUAL NO EXISTA SINO QUE NO PUEDE PERCIBIRLO, MIENTRAS QUE LOS DEMÁS SI PODEMOS.

    • Juan José Bayarri says:

      Dices, Llximo, que:
      “El valor de la neurociencia consiste en mostrar que podemos prescindir de las explicaciones (cuestiones y discusiones) metafísicas en un campo –el de lo mental- que parecía abonado a la fantasmagoría metafísica, dicho de otra manera, el desarrollo de una neurociencia muestra, una vez más –en un nuevo campo-, que las explicaciones metafísicas carecen de cualquier valor, –al menos en el orden del conocimiento, otra cuestión sería su valor emotivo, estético… poético o mítico”.
      Sin embargo, en estas cinco conferencias, en que se presentan “nuevas aportaciones en neurociencia”, se hace metafísica, metafísica espuria e ilógica, que es lo malo: se dice que el cerebro crea la realidad, la mente, la libertad, el yo, la moral y la religión, con la misma base empírica y peor lógica que un teólogo, cuando dice que Dios creó el mundo, hizo al hombre libre, y se le reveló.
      El valor cognoscitivo de la metafísica no puede determinarse sino desde la lógica, el análisis conceptual, la fenomenología de los hechos lingüísticos. Por ejemplo, determinar el valor cognoscitivo de la proposición metafísica: “el sujeto metafísico no pertenece al mundo, es un límite del mundo” consiste en conocer su lógica, su razón, su justificación racional. Negar que toda metafísica tenga valor cognoscitivo es contradecirse, porque tal negación es una proposición metafísica. Por tanto, no se puede prescindir del valor cognoscitivo de la metafísica, basándose en que no es un conocimiento científico. Wittgenstein no figura en la historia de la ciencia ni en la de la literatura, sino en la de la metafísica. Y si los neurocientíficos autores de estas conferencias la hubieran conocido, seguramente no las habrían pronunciado, pues testimonian que la neurociencia es una pseudociencia.
      Saludos y muchas gracias, amigo.

  5. llximo says:

    Juanjo

    Comparto tu crítica a las conferencias.

    Pero creo que no es conveniente identificar el análisis lógico (trascendental) con la formulación de hipótesis metafísicas.

    Por ejemplo, no creo que la Crítica de la Razón Pura pueda considerarse una contradicción.

    Saludos

  6. Juan José Bayarri says:

    Ximo,
    estamos de acuerdo en que el análisis lógico no es lo mismo que la formulación de hipótesis metafísicas o supuestos ontológicos o lógico-metafísicos. Sin embargo, no por ello dejo de reconocer que el análisis lógico aboca en la formulación de alguna hipótesis metafísica, en un compromiso ontológico o existencial. Así, la «Crítica de la razón pura» supone que existe la razón pura, una razón metafísica; la «Crítica de la razón práctica», supone la existencia de la voluntad pura, una voluntad metafísica; y cuando tú mismo afirmas que el sujeto metafísico no pertenece al mundo, sino que es el límite del mundo, estás suponiendo que existe el límite del mundo, un límite metafísico. Hegel y Schopenhauer aceptan algunas de las hipótesis metafísicas kantianas. Nietzsche las rechaza todas, y con ellas lógicamente la lógica. ¡Qué contradicción! ¿Verdad? Es, pues, ineludible la formulación de alguna hipótesis metafísica.
    Saludos.

  7. llximo says:

    Juanjo

    No comprendo la necesidad de ese paso de lo lógico a un compromiso ontológico, menos aún entendido como la necesidad de formular hipótesis metafísicas. Por ejemplo no me parece que eso ocurra en la Crítica de la Razón Pura, mi manera de verlo es que Kant parte del hecho racional y su análisis busca las condiciones lógicas; no veo la formulación de ninguna hipotésis metafísica por ningún lado, lo que saca a la luz su análisis no es una razón tras el fenómeno sino la estructura conceptual (racional) del fenómeno, ( un símil: no va más allá del cuerpo en pos de un fantasma, sino que rasga la piel para que descubramos la estructura osea y muscular que lo sostiene y organiza- . Tampoco comparto esa opinión respecto a Nietzsche, no entiendo como podríamos rechazar la lógica y hablar con sentido… yo a Nietzsche le veo razonar y engarzar pensamientos siguiendo patrones lógicos, de lo contrario sería incomprensible, y no lo es – al menos no tanto como Hegel 🙂 .

    • Juan José Bayarri says:

      Ximo
      Kant, como bien sabes, supone el ser, la existencia de una razón independiente de la experiencia, y que, además, «organiza y sostiene», es una condición sin la cual no puede tenerse experiencia. Creo que los símiles espaciales no ayudan mucho, lo importante es que Kant concibe una razón que es ingrediente constitutivo de la experiencia, y que, por tanto el ser de esta razón es independiente de la experiencia, no es una abstracción de la experiencia, es una razón que con todo rigor puede ser calificada de metafísica; y sin suponer su ser -hipótesis metafísica donde las haya- no puede haber juicios sintéticos a priori.
      Por supuesto que Nietzsche emplea la lógica cuando razona, pero rechaza el valor metafísico, puro, apriorístico, que le otorga Kant, y concibe el ser de la lógica, de la razón como derivado de la experiencia, de la vida, de lo biológico. Pero de este modo tampoco se elude formular hipótesis metafísicas, simplemente se sustituye el principio de la razón, por el del instinto o voluntad de poder. Y consecuentemente en los planes educativos habrá que sustituir la filosofía por los fundamentos biológicos de la personalidad, por la neurociencia, y dar por muerto al humanismo.

  8. JOSE says:

    ¿crea el cerebro la ciencia? ¿existe la ciencia?

    • Juan José Bayarri says:

      Jose
      Nietzsche, coherentemente con su propia metafísica anti-racionalista y vitalista, niega la ciencia como el reconocimiento de la verdad: la verdad, la única verdad que existe es que todo es producto de la voluntad de dominar, el cerebro también. Nietzsche, de acuerdo con su metafísica anti-racionalista, sólo reconoce una ley, la ley de la absoluta libertad, la ley del más fuerte.

  9. llximo says:

    Juanjo

    Sobre Kant solo puedo reiterarme en el comentario anterior, no comparto esa interpretación sustancialista de la razón. Me parece contradictoria con la filosofía crítica.

    Y de Nietzsche qué te voy a decir: él que era un erudito filólogo y un amante de la música, estoy seguro que llenaría nuestros planes de estudios de griego, de Eurípides, de Chopin, de Epicuro, de Heráclito y hasta de Sócrates . Espero, no obstante, que quedase también algún hueco para la biología y la neurociencia.

    • Juan José Bayarri says:

      Ximo
      en el símil que presentas trazas una analogía entre la estructura ósea y muscular, y la razón. Tal estructura es de huesos y músculos, cuyo ser posibilita organizar y sostener el cuerpo, y músculos y huesos tienen existencia substancial, por lo menos más substancial que la piel. En consecuencia, con este símil tú mismo ofreces una interpretación substancialista de la concepción kantiana de la razón.
      Esta interpetación no significa decir que la razón sea una cosa similar a huesos y músculos, (un ente de experiencia entre otros entes); quiere decir que la razón tiene una entidad propia, un ser autónomo que no es el producto, el resultado o el hecho de ningún otro ser.
      Esta interpretación es la de Hegel y Schopenhauer, cuando se consideran herederos de Kant; es la de Nietzsche, cuando dice que hasta él toda la filosofía ha sido platonismo y la suya consiste en poner a Platón cabeza abajo; es la de los positivistas lógicos, cuando niegan la posibilidad de hacer juicios sintéticos a priori.
      Yo no estoy seguro de nada, y menos de lo que Nietzsche hiciese o dejase de hacer en materia de política educativa, ni creo que eso importe. Me limito a reconocer que si a la razón se le niega entidad propia, y se la considera un hecho de lo que no es razón, de lo irracional, lo coherente y lo racional es enseñar aquel factor irracional que crea a la razón, y, a lo sumo, incluir en esta enseñanza la génesis de la razón. Me limito a reconocer que si la razón carece de realidad propia, el humanismo (la creencia en que el hombre, gracias a su capacidad racional, puede inhibir sus impulsos irracionales de fama, riqueza y poder, y crear un mundo más justo), es una fantasmagoría.

  10. llximo says:

    Veo que has cogido mi símil por las hojas. Ya sabes Juanjo que los símiles no tienen fuerza probatoria y que cojean por todas partes [¿quién metió a los prisioneros en aquella caverna de la que habla Platón? ¿no derrumba eso toda la ética platónica?] con ellos se pretende tan sólo facilitar la expresión y comprensión de una idea; en este caso lo que yo quería expresar es que la razón (tal y como yo comprendo a Kant) no es un ente susbsistente ( cognoscible y cognoscente) más allá de los hechos, sino que tan solo la encontramos en los mismo hechos y través de ellos la conocemos y conoce -y que aunque efectivamente podemos pensar ese sujeto trascendente, no puede, en cambio, ser conocido sin caer en contradicción.

    Y por otra parte que el origen de lo racional pueda estar en lo biológico-material no es una negación de lo humano, además se puede (y se debe)investigar y enseñar tanto la génesis como aquello que ha devenido de ésta. No deberíamos juzgar a los hombres sólo por su origen…

    • Juan José Bayarri says:

      Ximo
      Estamos de acuerdo: “[…] aunque efectivamente
      podemos pensar ese sujeto trascendente, no puede, en cambio, ser conocido sin caer en contradicción”. A esto hay que añadir, para seguir sin caer en contradicción, que no podemos pensar “ese sujeto trascendente” como careciendo de ser, porque sin realidad propia no puede ser “transcendente”, es decir, un ingrediente constitutivo, factor necesario de toda experiencia (como tampoco se podría pensar un sujeto real, sin suponer su existencia). Por tanto, pensar coherentemente un sujeto trascendente es formular una hipótesis metafísica, toda vez que ese sujeto trascendente no puede ser conocido, pero hay que suponer su existencia para que tal sujeto pueda ser trascendente; es suponer un ser independiente, en tanto que ser, del ser empírico, que es contingente.
      También estamos de acuerdo en lo demás: nunca lo he negado, ni creo que de mis palabras se pueda deducir disconformidad alguna con ello. Si tú crees que sí, por favor, demuéstralo.
      Saludos, amigo mío.

  11. llximo says:

    Que podamos pensar un sujeto trascendente no quiere decir ni que exista, ni que tal pensamiento tenga algún valor cognoscitivo.

    «la razón (tal y como yo comprendo a Kant) no es un ente susbsistente ( cognoscible y cognoscente) más allá de los hechos, sino que tan solo la encontramos en los mismo hechos y través de ellos la conocemos y conoce. »

    Con eso nos basta.

    Y si en el resto afirmas estar de acuerdo, pues estupendo, será que lo estás. 🙂

    Saludos

    • Juan José Bayarri says:

      Hola Ximo.
      Con eso no basta, si pretendemos pensar coherentemente: la idea de un sujeto que sea trascendente y que no sea en absoluto es contradictoria. Parménides no era tonto, ni Platón tampoco.
      Y, puestos a reiterarnos, te agradezco de nuevo tus sabios comentarios.

  12. llximo says:

    Me conformo con que agradezcas mis comentarios sin adjetivarlos 🙂

  13. Sorrowfulsongs says:

    Me permito sugerir este artículo (mío, claro) 🙂 por si, modestamente y con todas sus limitaciones, puede aportar algo a este interesante post y sus ulteriores discusiones.
    Un saludo y espero que no moleste mi sugerencia.
    http://www.nodulo.org/ec/2005/n043p13.htm

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