La alienación de la educación
21 junio, 2010 9 comentarios
Hoy se estrena como colaboradora del blog Sara Yousfi, alumna ya de 2º de Bachillerato y preocupada -con razón, pienso- por el estado de la universidad española. Le damos la bienvenida con la esperanza de verla más por aquí.
Los planetas no deben estar alineados si la Universidad de Lleida, concretamente la Facultadad de Ciències de l´Educació (bastante seria con respecto a sus planes de estudio), permite que se impartan cursos que se sustentan en una base pseudocientífica cuyo objetivo radica en la ‘disolución de energías negativas’ o ‘la calma mental’.
El pasado mes de marzo se realizó uno de estos cursos, el cual versaba sobre ‘astrología’. El material imprescindible para el curso era la carta astral de cada alumno y, a partir de ahí, suponiendo que conectasen con ellos mismos, debían ‘discernir la meta de su existencia’ y su ‘propia aceptación’. El contenido del curso era el conocimiento de los símbolos y la distinción entre los cuatro elementos. Como si no supiéramos diferenciar entre el agua y el fuego. ¿Enseñarán los futuros ‘profesionales’ a predecir el porvenir con la ayuda de las cartas astrales y mediante el estudio de la posición de la estrella más lejana? Si hemos de fiarnos de sus palabras y de su título de docente, ¡qué gran consuelo para nosotros que estemos en manos de las estrellas caprichosas! Según el curso, conforme vayamos adquiriendo información ‘contactamos con nosotros mismos y somos (en presente e implicando una obligación) conscientes de la atracción de nuevas situaciones externas para nuestra evolución’. Clarísimo. Y lo mejor es que son capaces de afirmar que el método científico es una de sus prioridades.
Aún hay más. El próximo octubre se realizará otro curso de ‘Reiki’ (otro de esos cursos de lo más científico), que en Estados Unidos ha tenido un gran éxito y se enseña en cursos oficiales de Enfermería y se le considera como una terapia complementaria a la medicina. ¡A la medicina! Algunos de sus objetivos claman por ser expuestos por su ‘profundidad’ tales como ‘armonizar nuestra energía interna, evitar la contaminación energética o disolver adicciones emocionales’. Lo mejor es que se le aconseja a médicos o psicólogos tener una persona con esta ‘preparación’ para que no ‘se les contagien las malas energías de sus pacientes’. Lo que le faltaba a un médico, una persona las 24 horas del día pululando a su alrededor diciéndole con voz pastosa e irritante: tus pacientes son una bomba de malas vibraciones y puedes contaminarte. La propia Universidad de Lleida se ha puesto en evidencia. ¿Es ese ahora el objetivo de la educación, olvidarse de lo objetivo e introducirse en un mundo abstracto repleto de estrellas vacilantes?
Sara Yousfi